Nos siguen llegando anuncios de la precuela House of the Dragon que prepara la HBO. La sombra de Juego de Tronos es alargada, sin duda, se trata de una de las series más aclamadas de los últimos tiempos, basada en la no menos afamada obra de George R.R. Martin. Su éxito incandescente sigue inspirando nuevas y apasionantes lecturas, como la que propone Aurora López Güeto en su homenaje particular, la obra De Poniente a Roma. La huella clásica en Juego de Tronos.
Juan Bagur Taltavull.
Es de sobra conocido que Juego de Tronos ha enganchado durante años a millones de fans, provocando tanto conversaciones interminables como enfrentamientos apasionados que han llevado la lucha por el poder en Poniente hasta nuestros bares, oficinas y plazas. Lo interesante de este proceso, en el que han participado personas de todo tipo, edad y cultura, es que ha permitido que aflorasen opiniones y teorías sin límites. Cualquiera podía ofrecernos una opinión novedosa y rompedora, que hiciera que un personaje dejara de caernos bien, o que viéramos un sentido lógico en los enrevesados acontecimientos que nos acompañaron durante casi diez años. Una vez terminada la saga, muchos fans siguen dando vueltas a personajes y escenas, aportando nuevas perspectivas que enriquecen todavía más el debate. En esta línea, Tecnos ha publicado De Poniente a Roma. La huella clásica en Juego de Tronos, un libro sorprendentemente original.
Su autora es Aurora López Güeto, Doctora en Derecho y profesora de las Universidades de Sevilla y Pablo de Olavide. Es, según confiesa, una gran fan de la serie que pudimos ver gracias a HBO, y además una experta en Derecho romano que ha publicado varias obras de investigación. Entre ellas, los libros Pietas romana y sucesión mortis causa (2016) y El Derecho romano en femenino singular (2018), nombre este último que también dio a un blog para difundir aspectos relacionados con el mundo clásico y la Historia de las mujeres. La erudición centrada en Roma y la pasión profesada hacia Juego de Tronos se unen en una obra que tiene la virtud de estimular tanto la nostalgia como la curiosidad. Lo primero, porque permite que rememoremos los principales episodios de la serie; y lo segundo, al lograr convencernos del parecido que estos guardan con ciertos acontecimientos del mundo romano.
En este sentido, su tesis es muy clara: “Demostrar que, bajo una estética medieval, el derecho de los Siete Reinos es puro Derecho romano”. A algunos les parecerá exagerado, y por ello están particularmente invitados a leer el libro, pero en lo que es una muestra de interés por seguir hablando y aprendiendo, la autora añade que sabe que “hay tantos Juegos de Tronos como espectadores”. Es decir, que cada fan centra su mirada en el aspecto que le resulta más atractivo, y que esto le permite a cada uno viajar de una manera personal hasta Poniente y Essos. Aurora López Güeto no solamente nos ofrece una clase magistral de Historia, sino que también nos propone un diálogo porque, sin pretender como hacen tantos fans que aceptemos una interpretación absoluta y definitiva, lo que dice compartir es “mi Juego de Tronos”.
NUNCA OLVIDES LO QUE ERES
Con esta actitud divide el libro en dos partes, escuetamente tituladas “Poniente” y “Roma”. Tan marcada es su diferencia que, incluso físicamente, lo notamos de una forma muy atractiva: varía el estilo de las letras a través de las que nos sumergimos en la lectura, pues la tipografía de la primera parte es antigua y la de la segunda, moderna. En el caso del primer territorio cartografiado, la cicerone sevillana nos presenta a los personajes más importantes de la serie y a algunos secundarios de gran atractivo. De este modo, reencontramos a Daenerys Targaryen, a Jon Nieve/Aegon Targaryen, a Tyrion Lannister, a Arya Stark… y así hasta completar un conjunto de treinta figuras. Se agrupan en diecinueve capítulos, algunos de ellos centrados en un único personaje, y otros en varios de ellos, dando nombre a las divisiones del libro al añadir un epíteto al protagonista en cuestión. A veces derivado de la serie (por ejemplo, “La que no arde” en el caso de Danny) y otras, a cualidades o condiciones sobre las que la autora quiere reflexionar (“El cínico” para hablar de Tyrion, o “Los bastardos”, para tratar a Jon Nieve, Gendry Ríos y Ramsay Bolton). Esto es lo más interesante de las secciones, porque Aurora López Güeto toma una característica determinante para reflexionar sobre ella, después de exponer la biografía de los personajes por si la habíamos olvidado o, como ocurre a tantos, se nos escaparon detalles de la serie. De esta manera, y por poner un ejemplo, asistimos de nuevo a la evolución psicológica del enano Tyrion y su transmutación de borracho a hombre de Estado, a la vez que recordamos el sabio consejo que dio a Jon en lo alto del Muro: “Nunca olvides lo que eres. El resto del mundo no lo hará. Llévalo como una armadura”. También escuchamos otra vez las interesantes conversaciones entre Lord Varys y Petyr Baelish, en un capítulo en el que la autora nos presenta cómo encarnan las dos actitudes posibles ante la política: la del que, como el primero, supedita todas sus lealtades al servicio del bien común, y la de quien, al igual que el segundo, hace lo contrario tratando de que el Reino se someta a sus intereses personales.
He mencionado estos dos capítulos porque son los que más me han gustado y hecho reflexionar, pero también se abordan otros muchos temas: la mujer tratada como medio para negociar entre Reinos, con Sansa Stark como “la llave del Norte”; la sobreprotección que la “Reina madre” Cersei ejerce sobre sus hijos; o la perfecta domina que, como descrita por Jenofonte, vemos en la “Reina del norte” Catelyn Stark, En otra sección, contemplamos el bonus vir que Suetonio o Plutarco habrían reconocido en Ned Stark, y escuchamos el sabio consejo que dio a sus hijos y que éstos se repitieron en muchos momentos de dificultad: “Cuando llega el invierno, la manada que permanece unida, sobrevive”. Una advertencia que creo que deberíamos recordar en los tiempos insolidarios y divisivos que, en nuestro mundo, cada vez son más evidentes.
De Juego de Tronos se recuerda mucho la frase “Se acerca el Invierno”, que en la serie ocurre físicamente porque Poniente tiene una climatología peculiar que implica que esta estación dure varios años, y que sirve como metáfora de los largos momentos de oscuridad que se ciernen sobre la humanidad al sucederse ciclos históricos. Y aunque hemos visto este logo en camisetas, tazas y estados de Facebook, no ocurre lo mismo con el consejo del sabio y honrado patriarca de Invernalia. Tal vez esto no sea casualidad, sino el reflejo de una sociedad que reconoce el peligro porque es evidente, sin aceptar la solución porque choca con los antivalores de un mundo en cuyo egoísmo se siente complaciente. Pero volvamos al libro.
UN INTENSIVO DE DERECHO ROMANO
La segunda parte es la que genera más sorpresa no únicamente porque la autora consigue que veamos paralelismos entre Poniente y Roma, sino también en tanto que nos da una lección intensiva de Derecho romano con gran didactismo y precisión. Trata otros temas, pero la inmensa mayoría están centrados en la familia, que fue uno de los elementos vertebradores de la sociedad romana y se fundamentaba en el pater familias. Éste no solamente tenía autoridad, sino también un poder casi absoluto sobre todos sus agnados, puesto que el Estado delegaba en él el ius puniendi, el ius vendendi, el ius exponiendi… y otros muchos poderes cuyo significado animo al lector a descubrir sumergiéndose en el libro. Leyéndolo, aprendemos también la importancia de la diferencia entre el parentesco agnaticio –la transmisión de la legitimidad– y el cognaticio –el derivado de la sangre–, y sus implicaciones en cuestiones de herencia, tutela de impúberes, matrimonio, adulterio o parricidio. Nos introducimos en conceptos en apariencia complejos como el dominio cum manus (sobre la mujer), el mancipio o venta de un hijo, la infirmitas o fragilidad de ánimo atribuida al sexo femenino, la pax deorum o equilibrio querido por los dioses, el posliminio o reintegración de los derechos perdidos al romano que fue hecho prisionero, el conturbenio o unión de dos esclavos…
Todo lo anterior, y mucho más, es expuesto a través de los textos básicos del Derecho romano, como La Ley de las XII Tablas, las Reglas de Ulpiano o el Código de Justiniano, y de autores como el propio Ulpiano, Gayo, Plutarco, Marco Aurelio o Columela. Además, la autora logra sintetizar la evolución a través de los siglos de los diversos temas que trata, mostrando las diferencias entre la Roma monárquica, la republicana y la imperial, y, dentro de esta última, la humanización que nuevas corrientes como el estoicismo y el cristianismo consiguieron introducir a partir del siglo I en cuestiones como el trato a los esclavos y a las mujeres. Al mismo tiempo, cada uno de los elementos que componen el exuberante mundo legal de los romanos es ejemplificado a través de personajes o situaciones de la serie, que nos ayudan a comprenderlos. Así, intuimos la complejidad del concepto de pater familias al descubrir que Viserys Targaryen lo era en relación con su hermana Daenerys, y que el hecho de que Tyrion fuera juzgado y condenado a muerte por su padre Tywin Lannister podría haber ocurrido tal cual en el mundo antiguo. También aprendemos, por cierto que el enano es un paradigma de monstrua o prodigia, esto es, un ser que por haber venido al mundo deforme no era considerado persona nacida y podía ser rechazado o asesinado por su progenitor. Igualmente, vemos que Theon Greyjoy es un claro ejemplo de mancipio, que Catelyn Stark encarna a la mater familias y Ned Stark al bonus vir, y que Gusano Gris o Missandrei representan al liberto.
Para concluir, De Poniente a Roma configura una obra que tiene la extraña virtud de ser al mismo tiempo erudita y sencilla, porque explica temas complejos a través de ejemplos que resultan fáciles de entender para los fans de Juego de Tronos. Por ello existe un perfil muy concreto al que se dirige el libro: los amantes de la serie, ya sea porque podrán introducirse en el mundo del Derecho romano ahorrándose todas las dificultades que hallarían en un manual al uso, o simplemente porque enriquecerán su perspectiva al integrar en ella la que ofrece Aurora López Güeto. Este libro constituye, en definitiva, un ejemplo evidente de lo que es la fantasía como género literario: un camino a la realidad que, lejos de llevarnos exiliados al mundo de las ideas como muchas veces se pretende, nos ayuda a enraizarnos en la circunstancia en la que vivimos. En este caso a través de Roma, cuya herencia constituye uno de los pilares fundacionales de nuestra civilización, hasta tal punto de que sin ella ni siquiera habría sido posible escribir estas líneas.
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