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JOHN BUCHAN: DESDE UN LUGAR SILENCIOSO Y CONSCIENTE

En este volumen de El vigilante del umbral editado por Diábolo, se  traduce por primera vez al español una colección de historias de terror de John Buchan (1875-1940), primer Barón de Tweedsmuir (1935), autor de una extensa obra consagrada por lo general a la novela de aventuras y de espionaje, también artífice de importantes biografías y libros de Historia.

Frank G. Rubio. Foto: páginas interiores de ‘El vigilante del umbral (y otras historias escocesas de terror)’.


Escritor escocés que ocupó importantes cargos públicos, Buchan llegó a ser Gobernador General del Canadá (1935-1940), estudió literatura clásica en Glasgow y Oxford. En 1901, inició su carrera política y diplomática como secretario privado de Lord Milner (1854-1925) en Sudáfrica. Durante la Gran Guerra trabajó en el Departamento de Propaganda y en el Cuerpo de Inteligencia. Un personaje marcadamente eduardiano.

En 1915, publicó un “thriller” que le abriría las puertas de la fama: Los treinta y nueve escalones (The Thirty-Nine Steps), llevada por primera vez al cine por Alfred Hitchcock en 1935 (The 39 Steps). En Españahay traducidas unas cinco novelas suyas y un par de libros de Historia.

Ahora, la publicación de esta antología,  prologada y elaborada por Alberto Ávila Salazar, que ejerce también las tareas de traductor, constituye un auténtico acierto, pone a disposición del lector una obra literaria muy personal.

Claramente encuadrados en el genero terrorífico, en concreto en las historias de fantasmas, estos relatos tienen un fuerte arraigo en el folclore y los modos de vida escoceses. Todos los aficionados a la novela de aventuras hemos oído hablar de las Tierras Altas, del lago Ness, del Celtic de Glasgow y de las terribles e irreconciliables rencillas entre clanes formados por hombres duros y tacaños pero a la la vez dotados de gran coraje y nobles sentimientos.

Paisajes verdes, lagos misteriosos y ríos indómitos, restos megalíticos procedentes de edades remotas, costas fantasmales y mares letales, bosques oscuros y la memoria de los entrañables y salvajes pictos, convierten este lugar situado al norte de Gran Bretaña en fuente de leyenda y misterio. Sir Walter Scott, Robert Louis Stevenson, James Hogg, sir Arthur Conan Doyle, James Matthew Barrie o George MacDonald, a los que con justicia calificamos de clásicos, fueron todos naturales de Alba.

EL DIABLO EN PERSONA

Doce relatos donde encontraremos al Diablo en persona, seres de la tercera dimensión, historias de amor trágicas y felices, presencias subterráneas atroces y venidas de tiempos sin nombre, posesiones por fantasmas ilustres o demonios junto a vicisitudes marinas extremas con tonalidades numinosas. Entre otras cuestiones, envueltas muchas veces en una lograda atmósfera feérica, que permiten al autor vehicular una muy personal coordinación entre el paisaje y lo fantástico.

Se presenta claramente el contraste entre civilización y naturaleza.

Una colisión que se proyecta en la mente de los personajes como tensión a resolver, de manera iniciática, entre lo salvaje y lo civilizado.

Destacan los relatos: “La verde pradera”, netamente feérico; “Tierra de nadie”, terrorífico avant la lettre, casi lovecraftiano; “Espacio”, que linda con la fantasía científica; “El vigilante del umbral”, variante magnífica, no exenta de ironía, del tema de la posesión; “La canción del páramo”, inspirada fantasía poético/feérica sobre la existencia; y “Skule Skerry”, relato tenebroso situado en lejanos lugares del norte, al borde del abismo.

¿Desmerecen los restantes? En modo alguno.

Los personajes populares que pueblan estas historias son convincentes, en ellos se recalca una acerada singularidad que presta a las tramas una muy colorida atmósfera. Las historias de amor se dejan querer, así como es eficaz el trazado de las presencias amenazadoras procedentes de lo oscuro numinoso.

Hay un camino que lleva a la Luna y a los grandes mares.


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