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LA RENDICIÓN EN MI BOLSILLO

La nueva edición de un buen libro siempre es una magnífica noticia. Llega a formato Debolsillo Rendición en un instante que parece haber elegido el azar y no solo la política editorial, a veces la vida plantea estas circunstancias que deberíamos entender como oportunidades.

Nacho EscuínFoto: Maica Rivera


 

Loriga siempre es Loriga. Es un escritor firme, un auténtico narrador de raza al que algunos idolatramos desde Lo peor de todo (1992) y que elevamos a nuestro parnaso particular con Tokio ya no nos quiere (1999). Icono de la generación X, Loriga es capaz de firmar libros de estructura más libre, como El hombre que inventó Manhattan (2014), con novelas más lineales como esta que aquí nos ocupa, pero siempre es absolutamente Loriga.

Su escritura podría identificarse en cualquier contexto, es contundente e ingeniosa, rezuma inteligencia y pasea a lector por su trama con sutileza y la elegancia que es santo y seña del autor. Rendición es una gran metáfora, uno de esos libros que permite al lector realizar rápidos paralelismos con la actualidad. Tiene, como ya se ha señalado, algo de Kafka, de Orwell y un regusto distópico.

 
INSTINTO DE CINE

Pero también tiene la garra de Foster Wallace, el punto divertido y canalla de Easton Ellis o la narración aparentemente “normal” de David Leavitt. Ray Loriga es un escritor muy cinematográfico, no descubro nada. Pero hay algo instintivo y natural en su narrativa ya que el lector, quiera o no, no puede evitar dibujar los capítulos como escenas mientras acomete la lectura.

Así como otros autores se apoyan (todos necesitamos un lugar en el que apoyarnos, como diría Carver) en la música o en sus lecturas para construir imágenes, Loriga lo hace desde la propia narración y la transparencia del texto (y esto es un guiño al contenido de la propia novela que no deseo desvelar).

En conclusión, la opción que se nos presta de tener (la) Rendición en (el) bolsillo es el mejor remedio para entender algunas de las cosas que están sucediendo y para reflexionar sobre nuestra actitud, precisamente, sobre esos mismos acontecimientos. Probablemente el tiempo será justo con Loriga y la selección natural que se ha de establecer le sitúe como uno de los principales escritores en nuestra lengua por su estilo inconfundible y ese saber estar en medio de todo, con sus gafas puestas, viendo la vida pasar para contarla.

Imprescindible.


LO

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