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‘Los tres mosqueteros: D’Artagnan’: Capa y espada del siglo XXI

Es pura exaltación. Espectáculo del bueno, del que nos arrastra al cine. Los tres mosqueteros: D´Artagnan (estreno: 14 de abril) de Martin Bourboulon trae una potente puesta en escena de la Francia de Luis XIII. Se suma que Romain Duris es el Aramis siempre soñado y que Vincent Cassel logra dar vida a un Athos grave, solemne, melancólico: perfecto. Y para centrarnos del todo la mirada, recomendamos completar la experiencia en la sala de cine con la lectura de Alejandro Dumas en el más completo volumen que encontramos en librerías, con el sello de Edhasa. 

Por Maica Rivera

Fotografía: DeAPlaneta

14 abril, 2023


 

Tensiones cortesanas, duelos, intrigas y conjuras. Es decir, acción, tragedia y alguna dosis de comedia y anecdótico romance. Proliferación de espadachines, claro, por doquier, por todos los rincones, que se impulsa con llamativos planos secuencia para hacernos participar intensamente y con mayor realismo de la batalla. Porque si esta película merece verse por algo es principalmente por su medida espectacularidad. Al buen pulso le podemos llamar estupenda dirección artística. Los tres mosqueteros: D´Artagnan es la primera de las dos partes previstas por Martin Bourboulon para esta nueva adaptación de la novela de aventuras francesa más célebre de todos los tiempos de la que no nos sorprende su llegada a la cartelera española con el aval de un éxito autóctono en el país vecino donde ya ha sido vista por más de un millón de espectadores y ha recaudado más de 6 millones y medio de euros.

Los guionistas Alexandre de la Patellière y Matthieu Delaporte crecieron con los libros decimonónicos de Alejandro Dumas, a quien califican por su dinamismo narrativo, cercano al cine, dicen, como “el Spielberg literario de la época”. Trabajaron a partir de dos ejes fundamentales del libro, a su juicio:  los herretes de la reina Ana de Austria, que deja en prenda a su amante el duque de Buckingham, y el asedio a La Rochelle. Tuvieron muy claro que rodarían en localizaciones reales, y en francés, para mantener el espíritu caballeresco romántico.

Entre el mosquetero y el ‘cowboy’

“Al escribir el guion, han conservado lo mejor de la novela”, asegura  Bourboulon, que rememora junto a ellos todo lo que la pluma de Dumas le hizo sentir de niño y que todos han tratado de blindar para la modernización de la historia: el sentido del honor, la fraternidad y la magnitud de las batallas.

Los valores de lealtad y de compañerismo encarnados por los héroes han contribuido a la divulgación de la obra a través de las sucesivas épocas y generaciones. Teniendo esto tan claro, con un presupuesto de más de 72 millones de euros, el director no escatimó para rodearse de un elenco simpar: Vincent Cassel (Athos), Eva Green (Milady de Winter) y Romain Duris (Aramis), Pio Marmaï (Porthos). Sin olvidar a François Civil (D’Artagnan), al que le atrajo mucho el proyecto por el hecho de “repensar la mitología de los mosqueteros para el gran público y alejarnos de esa imagen de las estampas de Épinal del siglo XIX que estaban tan presentes en el imaginario colectivo”.

A su juicio, Dumas pone un poco de sí mismo en todos sus personajes, que se complementan entre sí a través del hedonismo de Porthos, la pasión de Aramis y la energía de D’Artagnan, “que destaca sobre todo por su juventud, es un gascón de familia noble pero sin dinero, su nombre y su temperamento son sus bienes más preciados y me gustan su honradez, insolencia, temeridad e ingenuidad”, explica el actor protagonista.

No cabe duda de que el marcado contraste de personalidades, y el aun más atractivo contraste generacional con el postulante D’Artagnan es la chispa y el motor que anima de fondo la narración. Cabe destacarse el trabajo del diseñador de vestuario, Thierry Delettre, a quien el director Martin Bourboulon le pidió una reinterpretación del siglo XVII que nos alejase de la idea preconcebida del uniforme de los mosqueteros: “Buscaba suciedad y autenticidad, dimos con el equilibrio exacto al situarnos a medio camino entre los mosqueteros y los cowboys”. Hay que decir que esta idea rocambolesca parece funcionar mejor de lo que podría pensarse.


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