POR MANUEL GIL.
Llevo escribiendo sobre ecoedición y sostenibilidad desde 2012. Ya en el libro que publiqué ese año, junto a Joaquín Rodríguez, El paradigma digital y sostenible del libro, hay un extenso capítulo sobre el tema, como es natural, desde el punto de vista del impacto de la edición. Ahora, más de diez años más tarde, el libro Contra la sostenibilidad me lleva a cuestionarme lo que daba por evidente y obvio.
Andreu Escrivà me ha hecho reflexionar en tres líneas: la degradación de la palabra sostenibilidad, los límites que su uso plantea, y, lo más importante, la carencia de reflexión profunda y lúcida sobre la insostenibilidad de todas las industrias; aquí incluyo, obviamente, el libro. El texto es abundante en datos (contrastables), sin eludir la limitación de los mismos en numerosos casos. Tanto el rigor como la elocuencia con que se desarrollan los capítulos hacen del libro una lectura imprescindible. Muestra cómo estamos inmersos en una gran confusión que nos induce a pensar que si algo es sostenible significa que “cuida del planeta”. Pero esto no es así. La sostenibilidad se ha transformado en una brújula averiada que, en vez de hacernos progresar hacia el futuro, nos aleja de él con falsas promesas de cambio. La economía circular, la neutralidad de carbono, el coche eléctrico o las finanzas verdes son solo algunos de los cimientos sobre los que se edifica la sostenibilidad, convertida en un elemento más de la mercadotecnia empresarial e institucional. Para construir un mundo nuevo y recuperar el futuro necesitamos, antes que nada, desmontar los andamios económicos, ambientales y sociales sobre los que se asienta el desarrollo sostenible. Solo así seremos capaces de planificar un bienestar compartido y democrático, en el que decidamos por dónde transitar dentro de los límites de lo posible, sin ser deslumbrados por el brillo cegador de las promesas vacuas.
Es una obra profunda y soberbia sobre la crisis ecoambiental y social que hemos provocado y los dilemas que suscita la emergencia climática y una transición que abre un gran abanico de dudas ante las políticas que las industrias están promoviendo, en muchos casos embellecidas por prácticas falaces y de efectos cuando menos discutibles. El mundo editorial debería tomar buena nota, sobre todo en un momento en el que la sostenibilidad ha devenido en un tema crítico para una reingeniería del sector en los próximos años.
Librarnos de los ‘ecogestos’
Observo imprescindible un foro sobre el tema para definir certificaciones, estándares, y líneas de trabajo, en torno a la ecoedición y sostenibilidad de manera inmediata, como así se observa en la industria del libro anglosajona y alemana. En España, veo movimientos interesantes en FANDE referidos al transporte y su impacto, pero poco más. Que algunas empresas pongan en marcha proyectos en esta línea es muy positivo, sin duda, pero no hay que caer en lo que pueden parecer “ecogestos” sino abrazar decididamente proyectos de envergadura en materia de sostenibilidad y ecoedición. Ha llegado el momento, por la emergencia del problema, de definir una estrategia conjunta sectorial. Y hay, además, en el sector, numerosas empresas verdaderamente valiosas para abordar este tema.
Como normalmente un libro lleva a otro libro, el autor hace referencia a un texto de 2011 con firma de Ramón Folch, La quimera del crecimiento. La sostenibilidad en la era postindustrial. Se trata de una obra que quizá se anticipó a su tiempo y lo que plantea, desde un punto de vista político, sociológico y económico, resulta hoy tan actual que asusta. Otro texto muy recomendable.
Contra la sostenibilidad. Andreu Escrivá. 256 p. Arpa