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FERNANDO ARRABAL, EL GRANDE

Familia (de memoria), publicado por Libros del Innombrable, es lo más cercano a una autobiografía que, hasta la fecha, ha escrito Fernando Arrabal. Es una colección de recuerdos, ideas, fogonazos y correos electrónicos que cercan la existencia de uno de los autores más indomables y personales de nuestras letras. Sería ocioso hacer un listado de los méritos y premios que ha conquistado dentro y fuera de nuestras fronteras, si bien merece la pena rescatar un pliego de cargos que en los años más plomizos del franquismo le remitió un anónimo juez instructor, en él le acusaba de dos faltas: desobediencia e imprudencia con carácter reincidente. La pena que recibió el escritor ahora mismo no importa, pero lo que sí está claro es que acertó con los cargos y, precisamente gracias a ellos, seguimos teniendo a Fernando Arrabal.

Alberto Ávila Salazar. Fotografías: Archivo personal del autor.


 

AAS: Me fascina su sentido del humor e incluso los pasajes más incómodos de su biografía, como el exilio o la muerte de sus amigos no dejan de estar recubiertos de cierto humor sofisticado. ¿El ser humano puede sobrevivir sin él?

FA: ¿Hay que exponerse con el canon-de-fotos al máximo? Indichosamente no tengo un gran aprecio al humor. Incluso al de la mayoría de los excelentes humoristas que nos rodean . El humor hasta me parece peligroso siempre que no se ponga en tela de juicio uno mismo. Me encanta el humor de Kafka; comprendo que leyendo La metamorfosis me tronchara de risa. O a veces el de Chiquito de la Calzada. Cuando se me han dado premios por mi humor casi siempre fue por mi humor negro… sin saber hasta hoy qué pueden significar esas dos palabras reunidas. La servidumbre y la grandeza se cruzan sin verse.

AAS: Usted se plantea una pregunta muy interesante: “¿Es el hombre menos inmortal que nunca?” ¿Ha intuido alguna respuesta o la razón para ello?

FA: En mi infancia me rodearon personas que creían que todos somos inmortales. Era tan reconfortante . Los burros de acarreo de Ciudad Rodrigo o los camellos de Djerba solo soñaban con pantuflas. Cuando el Colegio de Patafísica otorga nada menos que el título de sátrapa lo precede de transcendente. Lo cual también tranquiliza aún más. El cero aguarda su hora H .

AAS: Usted es un escritor indómito y personal ¿Se siente un autor para minorías? Teniendo en cuenta que el concepto de minorías ha cambiado, ¿dónde están?, ¿hay que defenderlas, hoy en día?

FA: A nadie le gusta ser domado. Nadie olvida su paraguas en la luna. Todos preferimos ser monteses, irrefrenables montaraces, incluso levantiscos antes que amansados. Todas las minorías que he conocido hubieran deseado ser mayorías. Nada ocurre sin lapsus. Recuerdo una noche en Nueva York hace más de medio siglo. Recorrimos los beatniks y yo media ciudad a la búsqueda de un mensual que, al parecer, hablaba del librito de poemas de Allen Ginsberg. Por fin, en Times Square dimos con la la joya : una revista jesuíta hacía una critica excelente de Aullido (Howl). El propio Ginsberg estaba radiante. Sí, lo consensual es un pleonasmo.

AAS: En el libro En Familia (de memoria) hay referencias escasas a sus estancias en prisión ¿Aprendió algo en la cárcel?

FA: Tiene uno ganas de comprarse en viager Carabanchel. Fue una experiencia muy ardua en los primeros instantes; exactamente durante
la primera noche, sobre todo; pero más llevadera luego que el sanatorio. ¡Y con menos curas de sueño! No se puede jugar a los dados con la imposibilidad.

IRREFRENABLE MONTARAZ

AAS: Usted es muy activo en redes sociales, ¿tiene eso sentido cuando las redes no son precisamente un espacio de libertad?

FA: Las lagartijas o los saurios no acosan a los Museos. Estoy acostumbrado a que los espacios de libertad los guarden fieles a otras causas cuando el diablo se esconde en la sopera. Las redes suelen dejarme decir lo que quiero. Por ejemplo, que los hologramas se venden por docena. Personalmente están más presentes. Lamento que Facebook me haya dado de baja por mi homenaje a José López (Tirso de Molina). Me hubiera gustado jugar con él una partida Orangután.

AAS: El ajedrez es crucial en su obra, en especial en la excelente La torre herida por el rayo, ¿cuál fue su jugada o su partida de ajedrez más memorable?

FA: Las mismas palabras se atraen desde milenarios gracias a nuestras arcaicas lenguas . Cuando yo era un nuevo emigrante iba al n° 47 de la avenida Wagram. Pero no a bailar como la mayoría sino a jugar partidas que aún recuerdo con fruición y, muy a menudo, con dolor. Un jamás puede servir siempre. Incluso a Magnus o a Arturito.

Recuerdo una noche en Nueva York. Recorrí con los beatniks media ciudad a la búsqueda de un mensual que hablaba del librito de poemas de Allen Ginsberg. Por fin en Times Square dimos con la la joya : una revista jesuíta hacía una crítica excelente de Aullido. El propio Ginsberg estaba radiante. Sí, lo consensual es un pleonasmo”

AAS: Lo más fructífero de su carrera se ha desarrollado fuera de España, sin embargo le siento (y creo que usted se siente) muy español. ¿Es esto una paradoja? ¿A España se la quiere más desde fuera o desde dentro?

FA: A Unamuno le gustaba la gente de lejos y de espalda ¿Tiene mala fama lo de España me duele? ¿Y si lo hubiera dicho Ganivet en Finlandia? Entre dos tesis, siempre eligieron una silla. Le hubieran podido responder a propósito de sus propias fructificaciones, sin genuflexionarse . En mi modesta e incierta opinión, los semiejes  mayores o menores de la elipse son incoloros o transparentes.

AAS: Creo que en este país no ha llegado a calar su pensamiento y obra, ¿se siente bien en España porque es malinterpretado? ¿Tal vez a su obra le sienta bien ser malinterpretada?

FA: No creo que gusten ni puedan gustar las obras científicas y geniales de Echegaray o Dalí. ¿Constantemente malinterpretados? Acordarse de olvidar. Era más divertido cuando las malas interpretaciones comenzaban en la Stasi alemana. Los confuciusornis, los rabijuncos e incluso las ganga ortegas en una jaula mirarían volar los conceptos.

AAS: Si se le apareciera de nuevo la virgen, puedo imaginarme su mensaje, pero ¿qué le diría usted ella?

FA: Un travelling nunca se pierde. No creo ni remotamente que pudiera tener la dicha de tener otra aparición. El que no dice nada ya está lejos.

AAS: ¿Cómo se imagina usted el paraíso?

FA: Con ortigas para comenzar el día. Reunidos en tertulia/constante todos los que echo de menos cuerpo y alma día y noche. No se puede trépigner o patalear de paciencia.

AAS: Su memoria es poderosa y fascinante, pero como la de todos los seres humanos es selectiva, ¿qué recuerdo le gustaría tener? O, planteado de otra manera, ¿qué recuerdo se inventaría?

FA: La madre Mercedes tenía razón: es posible que lo mejor no sea fruto de la invención. El recuerdo ¿es la mitad de la Perspectiva? Incluso quizás más.

AAS: Muchas gracias y reciba mis saludos y agradecimientos pánicos.
FA: Sin olvidar que una estrella de cerca solo es un pedrusco. Soy yo el que agradece a su prestigiosa publicación y a Vd. esta oportunidad; es siempre para mí un placer casi infinito responder… y que no pude adivinar en su día, ínclito Ávila.


LO

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