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DE VERANEO CON BEATRIX POTTER

El verano de 1885, a los diecinueve años, Beatrix Potter (Londres, Gran Bretaña, 28 de julio de 1866-Sawrey, Lancashire, 22 de diciembre de 1943) pasó sus vacaciones en Lingholm con sus padres, en una enorme casa de Derwentwater, y tan grata fue la experiencia que la repitieron durante cinco temporadas. Después, en 1902, la familia regresó pero cambiaron de alojamiento a Fawe Park. Ambas residencias, con sus preciosos jardines, fueron una valiosa inspiración literaria para la escritora e ilustradora británica, que pasaba el tiempo veraniego observando los animales y las plantas, y cuyo coraje y amor por la Naturaleza queremos ensalzar especialmente el día de su nacimiento.

Maica Rivera. Imagen de portada: de Cuentos completos. Foto interior: Princeton University Library (The Picture Letters, The Morgan Library & Museum)


¡Qué gran placer estival el corretear por el jardín junto al conejo Perico y su primo el conejo Benjamín! Uniéndonos a sus diabluras y trastadas por el huerto del tío Gregorio honramos la memoria de Beatrix Potter, fabulista nacida el 28 de julio de 1866 en Londres. Sabemos, como ella, que la travesura nunca compensa, pero, ay, desobedecer las normas siempre tiene su encanto, y esto se explica muy bien en la presentación que de la autora se hizo en la preciosa edición del centenario de Las travesuras de Perico el conejo y sus amigos (Beascoa, 2002). En estas páginas lujosas se aclara, no obstante, que “cuando la hija del editor se quejó de que Perico era demasiado bueno y que quería una historia de un conejo realmente travieso, Beatrix se vio obligada a escribir La historia de un conejito feroz, donde aparecía el personaje más malo de todos”.

Lo que nunca perdieron sus trabajos fue la estética de las atmósferas confortables que le sirvieron a ella misma de escape vital frente a la doble represión que padeció, primero, como niña de la alta sociedad victoriana; y, después, como mujer artista, y naturalista, de principios del siglo XX. Todo esto lo planteó la película Miss Potter, dirigida en 2002 por Chris Noonan y protagonizada por Renée Zellweger con un inevitable (necesario, delicioso y perdonable) punto edulcorado.

¿POR QUÉ LEEMOS A BEATRIX EN VACACIONES?

Está claro que, sobre todo, hay algo familiar y acogedor en las narraciones populares de Beatrix Potter. Leer sus historias nos trae sensaciones profundas, íntimamente vinculadas a lo literario, que sólo un traductor de lo invisible como C.S. Lewis ha sabido definir con palabras (búsquese el término joy). No resulta extraño, por tanto, que sintamos una fuerte conexión entre los animalitos antropomorfizados de la escritora y los de otra relectura clásica de vacaciones, Las Crónicas de Narnia. Y son muchos los detalles capaces de respaldar esta intuición de lo maravilloso que cualquier niño puede confirmar por puro instinto y que un adulto aún tiene la oportunidad de experimentar en sus libros mediante cierto sentimiento de nostalgia.

Son diversos, por tanto, los caminos naturales que nos llevan a los brazos de Potter en tiempo vacacional. Por ejemplo, no es fortuito que la legendaria autopublicación que realizó en 1901 de su historia más famosa, El cuento de Perico, el conejo travieso (The Tale of Peter Rabbit), consistiera en una tirada de doscientos cincuenta ejemplares que vieron la luz justo a tiempo para poder regalarse como espléndidos presentes de Navidad (actualmente, estas ediciones se han convertido en una codiciada rareza por la que los coleccionistas llegan a pagar más de veinticinco mil libras).

Un año después, en 1902, Potter rehizo el texto y dio color a las ilustraciones para un lanzamiento bajo los auspicios de Frederick Warne, marcando un hito en la literatura para niños como señala Alison Lurie, especialista en el estudio del folclore y literatura infantil como espacio subversivo. Lo explica en un interesante capítulo de No se lo cuentes a los mayores (Fundación Germán Sánchez Ruipérez) que glosa las bondades de la obrita pormenorizadamente, dejando clara su legitimidad como regalo perfecto para los más pequeños: “Beatrix estaba empeñada en que sus libros se publicaran para adaptarse a las manos de los niños y no para impresionar a los adultos, ya que los de gran tamaño y elevado precio de la época -como muchos ahora- eran tan caros que la mayoría de las familias no podían comprarlos y además resultaban demasiado pesados para ser hojeados por infantes de cuatro y cinco años”. Frente a estas incomodidades que sufrían los lectores más tempranos, El cuento de Perico, el conejo travieso “costaba sólo un chelín, podía meterse en el bolsillo, llevarse a excursiones, al colegio, o leerse en la cama”.

SOLO PARA ESPÍRITUS REBELDES

Además, “Beatrix Potter se negaba a emplear un lenguaje infantil, creía que los niños deseaban y necesitaban aprender cosas nuevas, así que incluía deliberadamente una palabra difícil, por lo menos, en cada uno de sus textos”. Por otro lado, apunta Lurie que “sus ilustraciones, a diferencia de tantas de entonces y de ahora, no fueron caricaturas ni simplificaciones en tono menor” sino que puso en juego todo su talento artístico para alumbrar impecables dibujos de la realidad.

Las rápidas ventas de los ocho mil ejemplares de aquella primera edición le abrieron a la intrépida dama las puertas de la fama y de un contrato editorial en el que pactó el lanzamiento de dos libros al año que, igualmente,  saldrían a la venta en la época navideña. Así llegaron, en 1903, El sastre de Gloucester (The Tailor of Gloucester) y El cuento de la Ardilla Nogalina (The Tale of the Squirrel Nutkin).

“Cuando Beatrix se consolidó como autora de éxito, empleó su dinero para comprarse una propiedad en el Distrito de los Lagos“, se explica en la edición del centenario de Las aventuras de Perico el conejo y sus amigos. En 1913 se casó con un abogado de Cumbria, William Heelis, “y durante los últimos treinta años de su vida dio un vuelco a su carrera para ser granjera y criadora de ovejas”. Más específicamente, subrayamos de estas páginas conmemorativas de tapas doradas que, en los últimos años, Potter “se solidarizó con el personaje del tío Gregorio, ya que los traviesos niños de la zona se colaban en sus tierras para robarle manzanas, pero las historias de Perico y sus amigos siguieron su curso, tal como dijo ella, y un siglo más tarde siguen siendo una inspiración constante para los espíritus rebeldes”.


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