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¿CUÁNTAS PREGUNTAS ETERNAS CABEN EN UN PLANO SECUENCIA?

Es la gran olvidada de los Premios Goya de este año (sólo dos nominaciones, Mejor diseño de vestuario y Mejor dirección de producción), aunque la sorpresa nos llegó inesperadamente en los recientes Premios Feroz con el galardón a la Mejor Dirección para Rodrigo Cortés. El escritor Germán San Nicasio se une al bando de los que apuestan por seguir sumando reconocimientos para El amor en su lugar, cuyo guion también está firmado por David Safier.

Germán San Nicasio


“El arte no ofrece respuestas, plantea preguntas”, oímos a menudo escurrir el bulto a los artistas. De modo que, si esquivamos nosotros también cualquier tentación de sentar cátedra, podemos aceptar que el arte no es otra cosa que el arte de plantear preguntas. Y entonces, ¿en qué se distingue una pregunta irrelevante de una obra maestra absoluta? ¿Qué necesita una pregunta para ser eterna? ¿Puede una pregunta ir más allá de los límites que marcan los dos signos de interrogación? ¿El amor en su lugar?

Hace algunas semanas, en el programa de radio Cowboys de Medianoche, José Luis Garci, sabio y, sin embargo, alegre, elogiaba el plano inicial de El amor en su lugar, la última película hasta la fecha de Rodrigo Cortés. “Uno de los mejores y más brillantes planos de la Historia del Cine Español“, fueron las palabras exactas de José Luis Garci, precisando a renglón seguido que el elogio se refería no sólo al virtuosismo técnico o a la dificultad acrobática del plano, sino también, y sobre todo, a su contenido. ¿Y qué clase de sustancia mágica maravillosa contiene el plano inicial de El amor en su lugar? Pues preguntas, eso contiene. Preguntas eternas.

Las películas nos preguntan qué haríamos nosotros si fuéramos Humphrey Bogart en Casablanca, Geena Davis y Susan Sarandon en Thelma y Louise, Clint Eastwood en Gran Torino o Clara Rugaard en El amor en su lugar. ¿Morir de pie o vivir de rodillas? ¿Única víctima o único superviviente? ¿Amar o ser amado? Preguntas que todos sabemos responder siempre con buena nota. Siempre que la vida tenga a bien no ponernos a prueba. Lo malo —lo bueno— es que la vida va por libre y a veces nos aprieta, y eso nos permite calibrar nuestro valor. La vida nos enseña que sólo valemos si somos valientes, y quien dice la vida dice el amor.

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por amor? ¿Te entregarías a una muerte segura a cambio de salvar la vida a la persona que amas? ¿Te entregarías a una muerte segura a cambio de salvar la vida a la persona que amas y que no te corresponde? ¿Te entregarías a una muerte segura a cambio de salvar la vida a la persona que amas y que no te corresponde y a la que ya en su día salvaste una vez la vida y aún así te abandonó y se fue con otro? Habrá que coger aire, sí, porque aquí no basta con saber una dirección, hay que andar un camino.

El amor en su lugar nos ofrece en su desenlace una posible respuesta al dilema, que quizá coincida con la respuesta de Rodrigo Cortés o con la de David Safier (firman juntos el guion), o quizá sean sólo unos hechos reales engalanados de respuesta en el gueto de Varsovia. Da igual, la naturaleza de las preguntas eternas es que no admiten fórmulas vicarias, a la hora de la verdad somos nosotros y la vida frente a frente, y el dilema sigue ahí, apuntándonos directamente con el dedo, desafiándonos a dar una respuesta y que cada uno se haga responsable de la suya.


LO

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